Habitar un cuerpo en movimiento, es incorporar la idea de cambio constante. Habitar un cuerpo en movimiento, es estar al tanto del contexto, del entorno, de las otredades, de sus movimientos. Habitar un cuerpo en movimiento, podría ser, sentir lo microscópico. Habitar un cuerpo en movimiento, podría ser, imaginar que tienes multiojos captores de todo, en todo momento. Habitar un cuerpo en movimiento, podría ser…

Habitar un cuerpo en movimiento, es una idea que emana luego de detenerme a pensar, a visualizar qué ha sucedido en los últimos 5 años. En esta pausa reflexiva, he tratado de situarme en quién habitaba ese cuerpo y cómo era, lo que puedo concluir es que el movimiento ha sido una constante para comprender mi cuerpo.

Por medio de esta reflexión puedo ver el movimiento como un motor, que viaja por un flujo, puede llevar una intención, se refuerza con emociones, conlleva relativa conciencia de la estructura física (creo que me podrían faltar muchas ideas más), y esta acumulación, en su conjunto, va creando  danza.

Fotografía que tomé en un parque en Mendoza, me permite encontrar las ideas de cuerpo, movimiento, contorno – contenido, flujo. También siento que es una buena imagen para representar este viaje en la danza.

Frente a la idea de habitar un cuerpo en movimiento, puedo decir, profundizar el concepto que se tiene en torno al cuerpo, le va entregando más contenido a su significación. – Una imagen para esta idea, sería otorgarle diversas capas o filtros para comprender el cuerpo –  lo cual puede permitir situarte en lo interno y externo, conectar lo muscular y emocional. Permite visualizarte como contorno y contenido. Y me preguntaba ¿para qué? Quizás para saberte, visualizarte en un espacio y tiempo determinado,  podría ser para estar atentx a la existencia de otrxs cuerpxs.

Este cuerpo y la idea de cuerpo, se va nutriendo en interacción con los diversos lenguajes kinésicos que dan variedad de colores a la danza, me hacen pensar que entregan herramientas, formas de decir, perspectivas y éste en su reunir de aprendizajes va mutando, va incorporando lenguaje corporal y así habitar, por instantes, una idea danzada.

Habitar un cuerpo en movimiento, conlleva a la práctica (cualquier instancia de movimiento compartido, encuentros, espacios formativos, espacios de creación, espacios de disfrute, etc.) estos espacios invitan a habitar tu cuerpo, sentirlo, descubrirlo, bucear en él. Esos instantes pueden llevarte a lugares internos desconocidos, al vértigo, a escuchar la intuición para la interacción con otrxs, dejar brotar lo oculto, dejar que emerja lo sin intención, que aparezca la danza. Espacios internos de la nada y todo, ese lugar donde el lenguaje se ve limitado a la hora de describir y se debe recurrir, a las señas, a las onomatopeyas o a lo poético. Espacios donde se le otorga sentido a lo no dicho en palabras.

Estar habitando un cuerpo en movimiento me ha llevado a seguir, deambular, persistir, aprender, disfrutar, dudar, temer…, en el universo danza. En este viaje intencionado y acompañado por el azar he ido incorporando un lenguaje, el cual va cobrando mayor significación en la praxis, en el hacer y re-hacer constante. Este constante movimiento va generando consecuencia,  en lo corpóreo lo puedo vincular a un despertar. Despierta lo sensorial, despierta la reacción, despierta lo físico biológico (directa relación con la profundización del concepto cuerpo) y quizás pueda despertar una forma de decir.