Fragmentos de mi tesis: “La importancia del elemento abstracto en el discurso escénico”.

Evolución del método propio

El comienzo de mi experiencia artística lo realizo principalmente en el Centro Cultural Mapocho en Santiago entre los años 1982 y 1989. Dicho centro se funda como un espacio cultural alternativo a la dictadura y cede a los artistas de diversas disciplinas un espacio para indagar y experimentar en las artes. Personalmente me hago cargo del área danza-teatro lo que me permite establecer una continuidad tanto en la enseñanza como en la construcción de obras. Al comienzo de mi trabajo aplico el elemento abstracto según la metodología de Nikolais. Sin embargo al aplicarlos en mi país dichos conceptos serán intermediados por la realidad de las circunstancias vividas.                 

En la época, aquellas sensaciones características del colectivo, tales como fueron el miedo, la incertidumbre o el impacto, entre otras, ocupan un rol preponderante en el inconsciente social. En mi opinión, cualquier discernimiento artístico a aplicar no podía obviar lo acontecido, era necesario insertar dichas sensaciones e incluirlas dentro de la práctica creativa.

Por ejemplo, si al grupo de estudiantes se les sugería una composición sobre el espacio, el diseño aportado mostraba una organización que contenía un área reducida, restringida acompañada de sonidos que asemejaban susurros, así como también los vestuarios escogidos eran oscuros. Si, por otra parte se impartía el concepto de forma, esta era delineada con líneas y volúmenes atascados, sesgados. Debido a esto fue necesario enseñar desde la noción de la emocionalidad los cuatro básicos.

En consecuencia diseño un método donde abstraigo la emoción más que la moción. En otras palabras ya no era la transición del movimiento (moción) lo que se aplica,  sino el diseño de la energía emotiva. Por ejemplo, en el año 1984 Pinochet decreta el estado de sitio, hecho que inspira un trabajo del mismo nombre y el cual realizamos con los estudiantes del área que dirigía. Para mostrar la sensación de suspenso o recelo que el estado de sitio producía en la sociedad, comienzo a dar prioridad  al gesto y a la imagen,

Organizando  secuencias que abordan siluetas, carreras, sonidos de suspenso y en general iconografías grupales de hacinación como si la sociedad entera estuviera encerrada en sí misma. 

La obra de mi creación Balada para el exilio, creada en 1984, es uno de los trabajos que estimulan la indagación del método personal. En este trabajo se recurre a elementos como maletas, telas, paraguas, entre otros. Por ejemplo en una tela plástica de color negro colocada en la parte de atrás del escenario se escriben los nombres de las ciudades de nuestro país como también aquellas ciudades en las cuales se instala el exilio chileno.

Las maletas sostenidas por hombres o mujeres solas, el sonido del tren, seres que dan vueltas sobre su propio eje, constituyen representaciones simbólicas que establecen un estilo donde se deja al movimiento en segundo plano priorizando el diseño de  sensaciones a través del gesto y la imagen.

Sin embargo no dejo de abstraer dichos signos al intervenir la acción desde ya fuese la mutación del tiempo o del espacio. La forma transformada en imagen y ausencia del concepto de moción.

Por ejemplo en la escena del traslado de las maletas, estos elementos se detenían dando la ilusión de suspender el factor tiempo. La forma de asir el elemento se enfoca desde lo angular, la situación de la espera se diseña a través del contraste ya que mientras un intérprete permanece inmóvil los demás se trasladan rápido de un lado a otro.

De esta forma se manifiestan mujeres vestidas de negro aludiendo a las viudas de los detenidos desparecidos. Mujeres de rojo nos dan la ilusión de la fuerza, un mendigo nos recuerda nuestra propia mendicidad. La mujer que tapa los ojos del hombre que la transporta nos deja la huella de la incertidumbre. Elementos como algún impermeable colgado en el medio del escenario nos entrega la simbología de lo perdido,  papeles sueltos sacados de un baúl nos remiten la sensación del vacío.

Según lo enunciado podemos deducir que en general las investigaciones realizadas de los elementos abstractos, son reconocibles primordialmente como «ideas metaforizadas», es decir como conceptos que se derivan desde el conocimiento mediante un proceso de asociación simbólica. El tiempo y espacio se trabajan a través del concepto de un recuerdo-distancia, por consiguiente enfoco la estructura espacial en diversos planos. 

Otra de las diferencias es el uso de la música. Nikolais utilizaba la música electrónica como única forma de expresión sonora. En mi caso fusiono la música Latinoaméricana contemporánea con música clásica y música concreta o simplemente me valgo de sonidos que aluden a una situación específica.

La relación Cuerpo/Mente

En referencia al método aplicado en la docencia utilizo la técnica corporal integrada a la percepción psicológica. Con el propósito de lograr la flexibilización muscular del estudiante se le entregan imágenes a modo de estímulo, por ejemplo: señalar un objeto imaginario situado a la distancia, provoca una elongación muscular que proviene de la acción de señalar a lo lejos como tambien abordar la imagen de una roca para diseñarla en nuestra corporalidad  provoca la sensación de peso. Dichas imágenes obtienen un resultado de carácter psico-físico en el cual la atención del estudiante o intérprete estará puesta en la imagen, con lo cual logramos que el esfuerzo requerido para estimular la flexibilidad muscular se atenúa y sin embargo el resultado es el mismo que si enfocásemos la corporalidad desde la tensión muscular.

Igualmente fusiono la clase de técnica corporal con la técnica de la improvisación permitiendo al alumno recurrir a una suerte de espacio creativo logrando de esta forma la empatía energética necesaria que minimiza el esfuerzo tensionado.