La histeria es una fuente inagotable de creatividad e inspiración para mi, posee elementos muy interesantes y atractivos para crear movimiento, escenografías o imágenes. En un principio me invadió la necesidad de construir lenguaje corporal, percibí mucha información para crear textos y gestos, para luego transformarlos en movimientos y frases coreográficas. Convulsión, contorsión, desmayo, dolor,  deformidad, descontrol, tics, parálisis, síntomas y deseos relacionados con brujerías, demonios, enfermedades según el periodo histórico; La idea de que el útero era un animal deseoso que viajaba en el cuerpo femenino, y como estas teorías fueron apareciendo y desapareciendo conforme cambian los tiempos. Toda esta información me sedujo en la medida que iba profundizando y se transformó en insumos para la creación.

Jean-Martin Charcot considera que la Histeria es una enfermedad y, a partir de 1865, en la clínica Salpetrier, se dedica completamente a su estudio. Fue a partir de esta época que muchos artistas se inspiraron en la histeria para hacer su arte, sus manifiestos y observaciones e investigaciones que dieron paso a procesos creativos.

Danzando por la Historia de la Histeria

El origen de la palabra Histeria, deriva del griego Hyaterá, que significa “útero”, ya que en la antigüedad asociaron este término con lo femenino. Aunque se ha descubierto que hay un importante número de hombres que padecen la histeria, pero socialmente, ésta parece estar más cercana a la mujer.

La histeria es tema desde las antiguas civilizaciones, se han encontrado papiros egipcios que la describen. En la época de Hipócrates, existió un mito que relataba que el útero era un órgano que recorría el cuerpo de la mujer ocasionando enfermedades. En el siglo II, se creía que la histeria era una enfermedad a causa de la privación sexual. Más tarde, fue asociada a la brujería, la posesión y los demonios. En el siglo XIX, cualquier dolencia que no tuviera diagnóstico era considerada histeria, como consecuencia de la tensión que provocaba la vida moderna en las mujeres, lo que desencadenaba en desórdenes nerviosos. Hasta acá siempre se consideró una enfermedad y la forma de sanarlas era a través de masajes de clítoris hasta producir un orgasmo, lo que producía un aplacamiento de su mal.

Lo que ha caracterizado a la histeria a través de su historia es la capacidad de variación que presentan sus manifestaciones, su esencia, el fenómeno, sus síntomas que se han ido ajustando a cada época, lo que provoca una visión distinta de la histeria, que afecta en la interpretación que se realiza en cada período histórico y su contexto social. Un ejemplo de esto, es como la histeria ha pasado de estar relacionada con la posesión del demonio y las brujas, a una enfermedad femenina que se convirtió en plaga a principio de siglo XX, hasta pasar a ser una estructura de personalidad, que posee ciertos rasgos y comportamientos, lo que en ningún caso se acerca al concepto de enfermedad, sino más bien, a una forma de ser.

Histeria y Cuerpo

La histeria es vista como una estructura de personalidad, que se caracteriza por generar síntomas, es decir, hay una alteración psíquica que se manifiesta en el cuerpo, lo que sugiere un trastorno físico a raíz de un conflicto o problemática psicológica no resuelta, lo que desenlaza en una enfermedad con características histriónicas, que inconscientemente intentan ser percibidas por el otro, de hecho, los síntomas están orientados a llamar la atención del entorno. El síntoma es un aviso útil de que la salud puede estar amenazada, sea por algo psíquico, físico, social o combinación de las mismas. Generalmente los síntomas histéricos, se manifiestan de manera intermitente o duradera, donde se destacan trastornos motores y sensoriales.

Las manifestaciones de la histeria, también están sujetas a cambios según el paso del tiempo. En la época de Freud los cuerpos convulsionaban, en la actualidad podemos encontrar la histeria en las anoréxicas o las mujeres que se someten a cirugías plásticas para lograr un cuerpo ideal que le permita cumplir con los requisitos que exige el mercado de la moda o el que ellas se inventan. Más allá de cuál sea la forma en que se manifiesta la histeria, se generan dos elementos característicos para el diagnóstico de un síntoma histérico:

Se presenta un déficit del tono neurológico sin que exista ninguna patología orgánica en el sistema nervioso central o periférico.

Los síntomas aparecen en relación con situaciones de estrés o conflicto psíquico.

Esto se confirma en el momento de los exámenes que se realizan para encontrar la causa de la enfermedad. En el caso de la histeria, los exámenes siempre otorgan resultados normales, lo que expresa que existe una dolencia imaginaria que, por supuesto, no significa que estos trastornos sean simulados o inventados de manera intencionada por el paciente o que no se pueda comprobar que el “enfermo” sufrió la experiencia de hallarse amnésico, ciego o paralizado. Muchas veces los médicos son testigos de los ataques histéricos, pero no pueden ser comprobados médicamente.

Corporalidad Histérica

La histérica goza en el cuerpo, y esto incluye las categorías de placer y displacer, porque es un conflicto y es un intento de solución y por eso, también, se concibe como una situación de compromiso, se trata de que el síntoma emerja porque hay una presión inconsciente, un deseo que quiere expresarse, por ende, la necesidad de comunicar simbólicamente.

La histérica posee un cuerpo que está dispuesto para el otro, para eso hay que ser atrayente, de acá se desprenden los grados de sutilezas, que varían y transitan entre lo sutil y lo burdo. Desde el ejemplo cotidiano y actual, podemos observar diferentes “estilos de histéricas”, con esto nos referimos a los diferentes parámetros estéticos, desde lo bello a lo grotesco. La histérica no es siempre una mujer exacerbada, recargada, de grandes escotes, exceso de maquillaje y muy voluptuosa. También podemos encontrar una forma de histeria más sutil, con una actitud pasiva e inocente, pero siempre existe la necesidad de captar la atención del entorno.

Tampoco podemos olvidar, que dentro de este cuerpo dispuesto al otro, se encuentra el aspecto comunicacional, que no sólo se vincula con la necesidad de seducir y ocupar un espacio del deseo o la atención del otro. También está esta característica de comunicar al otro, un conflicto psicológico, que no es capaz de comunicarse de forma verbal y en forma consciente. El objetivo del ataque histérico es el otro, por eso se habla del histrionismo, porque hay una representación, y es esto, lo que ha desvalorizado los síntomas histéricos, ya que se asocia con una manipulación emocional que pretende producir una reacción en el entorno.

Y en cierta medida, es un cuerpo manipulador y manipulado por si mismo, un cuerpo que busca expresar su conflicto de manera más abstracta, es un cuerpo que representa y que es sintomático según las nociones comunes del concepto de cuerpo y según las asociaciones personales que hace de su propio mundo psicofísico. Curiosamente, cuando una histérica se desmaya y tiene estas crisis similares a la epilepsia, no cae como un epiléptico que sufre una desconexión en su cerebro y pierde toda noción de su cuerpo, sino que cae levemente y con control, sin dañarse para comenzar su representación inconsciente.

Por esto, se sabe que el cuerpo histérico esta fragmentado, disociado. La manipulación de que se habla en el párrafo anterior no es algo consciente, es algo no controlado, porque no hay una comunicación equilibrada entre la mente y el cuerpo. Y esto último provoca una búsqueda de cómo comunicar a través de su propia manera de simbolizar. Por esta razón, hay manifestaciones muy espectaculares, como las crisis de Anna O, quien se ponía tiesa, con los ojos mirando hacia arriba y gritaba enajenada, como también otras manifestaciones somáticas, que se explican como un simple dolor de cabeza.

Estas características de un cuerpo histérico, gozador, seductor, fragmentado, disociado, silenciado, reprimido, histriónico, enfermo, somatizado, imitador, creador de símbolos, inconsciente, contradictorio, real y ficticio, son particularidades que me ofrecen un millón de motivaciones para continuar en la búsqueda de la histeria como inspiración para la creación coreográfica. Porque la histeria es cuerpo, lo involucra, lo envuelve y lo expresa, porque la histeria es movimiento (psicológico, social, corporal, energético), simplemente, porque para mi la histeria y más aún el ataque histérico se vincula al arte de la danza.

Todo el trabajo de investigación sobre la Histeria, y cada proceso creativo vinculado a esta temática, se pueden seguir en el blog https://histeriacolectiva.jimdo.com