La danza es una herramienta pedagógica aplicable en el sistema educativo formal para niñas y niños. Esta afirmación —que pareciera de una obviedad indiscutible— requiere de una fundamentación que sitúe la Danza más allá de su condición de disciplina artístico-expresiva, de alto valor estético. De tal manera de relevar sus aportes específicos en el bienestar humano y en los procesos pedagógicos.
La Danza es una disciplina de bases científicas, que se estudia y comprueba en la expresión del movimiento corporal del ser humano. Es inherente a los procesos cognoscitivos y de aprendizaje de los niños y niñas, y los fortalece en cuanto propicia un estado de disponibilidad corporal integrado. Esto se sintetiza en el concepto de embodiment (Cohen, Nelson, & Smith, 2012) o condición de presencia en el propio cuerpo manifestado desde su nivel fisiológico, emocional y mental y que es mi principal referente somático del movimiento.
Las neurociencias del desarrollo cognitivo, también reconocen como fundamental este estado, pues favorece entre otros aspectos: la presencia de neurotransmisores asociados a los procesos cognoscitivos del niño en el aula (dopamina, noradrenalina y serotonina) y permite que efectivamente suceda una relación entre movimiento y creación y fortalecimiento de redes neuronales.
De esta manera, la presencia del cuerpo de niño y niña —de manera integrada— le permitirían lograr una mayor conciencia de sí mismo, reconocer al otro y a los otros como parte de su entramado existencial, posibilitando una integración socioafectiva en su entorno inmediato, que sella sus aprendizajes de manera significativa.
Entonces, la Danza es fundamental.
La Danza es en el movimiento, el movimiento es vida, el ser humano es –en plenitud– en cuanto se mueve. Todo lo que lo constituye y le permite crecer y desarrollarse está en movimiento. Así como su estructura básica: la célula y sus componentes, están en permanente intercambio dinámico para mantenerse como tales, el cuerpo físico y su correspondiente fisiología energética, interactúan cinestésica y energéticamente con sí mismos y su entorno. Es decir, es a través del movimiento.
Dentro de esta complejidad de relaciones, la primera y que se constituye como una suerte de pulsión de supervivencia de todo ser vivo, es el Conocer. Este concepto lo concibo como un proceso y como una experiencia cognoscitiva. Está presente, es y resulta de todo nuestro actuar como seres vivos, como una inquietud esencial que guía y condiciona nuestro desarrollo ontogenético, en correspondencia con nuestra filogenia, traduciéndose en cambios internos a nivel de la estructura biológica del que conoce y “(…) aplicándose como característica del hacer humano a todas las dimensiones de nuestro vivir” (Maturana y Varela, 1994).
El concepto de Aprender comparte el fundamento biológico del Conocer, pero avanza en complejidad, pues denota una intención, que aunque inconsciente y/o consciente, permite el ejercicio de la voluntad. Si esto lo circunscribimos al aprender de un ser humano desde su niñez, podemos decir que nosotros adquirimos los conocimientos con nuestra inteligencia, mientras que el niño los absorbe con su vida síquica (…) las impresiones no sólo penetran en su mente, sino que la forman. Estas se encarnan en él. El niño crea su propia “carne mental”, utilizando las cosas que se hallan en su ambiente. A este tipo de mente la hemos llamado Mente Absorbente (Montessori, 1971).
Niñas y niños aprenden pasando poco a poco de la mente absorbente inconsciente a la mente consciente. Es así que la experiencia de aprender va más allá de la adquisición de conocimientos y su correspondiente declaración.
Desde el ángulo del BMC, es un diálogo constante a nivel fisiológico entre la experiencia celular que sucede en el presente y las experiencias guardadas en el sistema nervioso, de tal forma que se revisan patrones antiguos (patterns: hábitos, esquemas de conducta), se desarrollan en un período de tiempo y pueden obtenerse experiencias nuevas, modificando las anteriores.
De ahí que los primeros años de vida del niño sean fundamentales y una oportunidad.
Es entonces preciso reconocer sus etapas o planos de desarrollo, (ya planteadas desde el siglo XIX: Fröebel, 1826; Piaget, 1969) y que están sintetizadas por María Montessori (1951) que distingue etapas sucesivas que comienzan con la gestación dentro del ser materno o Nébula, continúan con la etapa de Formación del hombre, desde los 0 a los 6 años. En ésta se distinguen dos momentos: de 0 a 3 años, caracterizado por una Mente absorbente inconsciente y de 3 a 6 años, de Construcción de la mente consciente. Le sucede la etapa del Desarrollo del Hombre, de 6 a 12 años; luego la Adolescencia, como renacimiento social y de estar en contacto con la vida real, la tierra y la economía, de los 12 a los 18 años, y finalmente una etapa de Madurez, de los 18 a los 24 años, cuando se preparan para ingresar al mundo adulto.
Complementariamente es preciso reconocer los períodos sensibles o críticos en el desarrollo. En éstos el niño muestra un gran interés por una habilidad en concreto, que se manifiesta como una suerte de fascinación intensa a adquirirla, y la perfecciona mediante la repetición. Sin embargo, una vez pasado ese periodo sensible, es mucho más difícil que se produzca ese aprendizaje de manera natural y espontánea. Estos se desarrollan hasta los 6 años e incluyen habilidades de movimiento, orden, gracia y cortesía, música, el interés por la escritura y la lectura, relaciones espaciales y las matemáticas.
Es entonces esencial, considerar la condición biológica y orgánica del conocer y el aprender dentro de los procesos educativos.
En este contexto, el período comprendido entre los 6 y los 9 años es especialmente relevante pues es el período donde el desarrollo del hombre se está realizando en plenitud y cuando —paradojalmente— las demandas de la educación formal chilena se focalizan en logros a nivel cognitivo, que ponen al niño y niña en una contradicción con su naturaleza. La Danza puede participar de este proceso vital y transformarse en el mecanismo mediante el cual se genere un puente entre los objetivos de logro de un sistema educativo y la naturaleza de los niños y niñas. Más aún cuando consideramos que ingresan obligatoriamente a la educación parvularia desde los 5 años (Ley 20.710, 2013), comenzando a los 6 años el primer ciclo de educación básica y extendiendo la escolaridad a trece años de sus vidas.
A esto debemos agregar un contexto educativo actual complejo. Por un lado están naciendo niñas y niños con necesidades que no coinciden con las maneras de educar en las escuelas (Kühlewind, 2001), como evidencian las demandas estudiantiles que en Chile han puesto en crisis el sistema educativo convencional (De Atria, 2011) . Y por otro, comportamientos de apatía e indiferencia de un porcentaje de jóvenes, deserción escolar y rótulos cada vez más frecuentes de niños problema, o con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad. Estos fenómenos manifiestan “supuestas dificultades de aprendizaje, en general por ser inquietos, veloces y aburrirse fácilmente, sobre todo si la materia estudiada es presentada al alumno de una manera repetitiva y monótona.” (Paymal, 2010) Sin embargo, “No es el estudiante el que fracasa, es el sistema el que está mal planteado (…) el problema está en el modo como concebimos paradigmáticamente a la escuela” (Calvo Muñoz, 2013).
En este contexto, mi objetivo fue realizar una investigación que relacionara Danza y Experiencias Cognoscitivas y de Aprendizaje en aulas del enfoque educativo Montessori, sistematizando este proceso de observación para diseñar un modelo de intervención que fortaleciera esa relación. El enfoque educativo Montessori representa un paradigma epistemológico opuesto al chileno y que surge desde un método científico basado en la observación de la naturaleza del niño y niña y que si bien es reconocido por el Ministerio de Educación Chileno, no es una opción curricular (Ley 18.962, LOCE).
Es así que por 2 semestres escolares realicé observación de aula, generé observaciones diagnósticas, precisando el estado corporal, cognitivo y socioemocional de los niños y niñas, para luego realizar acciones pedagógicas movilizadoras desde la Danza. Finalmente sinteticé todo esto alrededor de situaciones-tipo en aula, asociadas a aspectos del movimiento y elementos de psicomotrocidad y a las correspondientes funciones ejecutivas asociadas. Todos estos elementos están enunciados desde las neurociencias del desarrollo cognitivo y tienen total aplicabilidad y desarrollo desde la Danza.
Algunas conclusiones relevantes son:
La regulación de un estado corporal-fisiológico, cuando es abordada de manera integrada permite armonizar a nivel cognitivo y normalizar el estado socioemocional de los niños y niñas, contribuyendo a una disposición efectiva hacia sus procesos cognoscitivos y de aprendizaje. Cuando ello sucede, se activa la corteza prefrontal del cerebro, donde se ubican las funciones ejecutivas que son destrezas cognitivas fundamentales que permiten llevar a cabo comportamientos complejos, dirigidos a un objetivo y que posibilitan la adaptación a cambios y exigencias en el ambiente. Comprenden tres habilidades fundamentales: autocontrol y autoregulación, memoria de trabajo y flexibilidad cognitiva.
Este proceso debe atender a los períodos sensibles del niño y a la etapa de desarrollo en que éste se encuentra.
El gran objetivo es alcanzar un estado de regulación o también llamado de-normalización, que implica cuerpos evidentemente disponibles, porque son autónomos, libres y sanos en todas sus dimensiones.
Para ello las herramientas de la danza deben permitir:
1. Volver a experienciar el patrón de movimiento que está desregulado o no existe.
2. Mantener esa experiencia en un período de tiempo constante, diario y de a lo menos 1 trimestre.
3. Volver a sellar, proceso que se realiza a nivel neurológico.
El período entre los 6 y los 9 años es especialmente relevante porque es antes que comience la pre-pubertad y se acentúe el proceso de podas sinápticas que acompaña el inicio de la adolescencia.
El proceso debe ser llevado a cabo por la niña y niño para que cobre sentido y sea un avance en su estado de consciencia. Los adultos y guías sólo somos acompañantes de éste.
La existencia de elementos de la danza en el enfoque educativo Montessori, confirman su pertinencia en los procesos cognoscitivos y de aprendizaje de los niños, a nivel de maduración neurológica.
Los recursos pedagógicos de la Danza son aplicables en cualquier sistema educativo. El ajuste tiene que ver con el modelo de trabajo:
1. Rutina que es parte del enfoque de trabajo. (Modelo Montessori).
2. Intervenciones específicas en horario de asignaturas. (Apresto corporal, ejercicios específicos de fortalecimiento de contenidos).
3. Taller de danza que desarrolla contenidos de aula y los relaciona, pero fuera del horario de clases.
En definitiva, las intervenciones pedagógicas que desarrollé durante el segundo semestre de 2014 en la Escuela Montessori, Valparaíso, son acciones movilizadoras, puntuales, y específicas. Son ajustes, llamados de atención, detenciones en el hacer, pero que producen cambios duraderos, porque aspiran despertar la consciencia corporal y por ende del ser humano total. Cuando esto ocurre, existe evolución.
Finalmente, se precisan una guía con consignas claras, para que en el hacer y la repetición se absorba e internalice, pero principalmente humildad y confianza en la libertad del niño y la niña en su logro de la autonomía.
Este espacio es de total pertinencia para la Danza, pues posibilita un acercamiento integrado a todos estos procesos y un trabajo fiel a la condición holística del ser humano.
Bibliografía
Cohen, B. B., Nelson, L., & Smith, N. S. (2012). Sensing, feeling, and action: the experiential anatomy of body-mind centering®. Northampton, MA: Contact Editions.
Montessori, M. (1971). La mente absorbente del niño. Barcelona: Araluce.
Paymal, N. (2010). Pedagogía 3000 guía práctica para docentes, padres y uno mismo. Barcelona: Ox La-Hun.
Calderón, A. C. (2013). Educar las emociones. Barcelona: Bolsillo Zeta.
Calvo Muñoz, C. (2013.). La Educación Prohibida. http://educacionprohibida.com/